"En la Argentina, una vez que se juegan las dos o tres primeras fechas de un torneo cualquiera, ya se menciona a equipos que quedan fuera de la pelea o a otros que están condenados al descenso. Con ese panorama, la desesperación se apodera de los dirigentes (que echan técnicos), de los técnicos (que presienten ser despedidos y apelan a decisiones apresuradas que muchas veces se oponen a su forma de pensar), a los jugadores (que pierden confianza y se enloquecen), a los periodistas (que levantan o hunden equipos, jugadores o técnicos de una semana a otra de manera impiadosa, al son de los resultados) e hinchas (que pierden la compostura ante los diferentes estímulos y se convierten en seres exitistas y pocos reflexivos). Los torneos cortos, para ser claros, han impregnado culturalmente al deporte con lo peor: la desesperación por el triunfo y la angustia ante la derrota. En lugar de pensar que habrá dos campeones por año y más posibilidades de festejar, la mayoría de los equipos (es decir los diecinueve que no ganan el título) siente que los acompaña la frustración durante diecinueve fechas, ya que nunca se siente la posibilidad de recuperación luego de un mal comienzo. Este sistema sólo se sostiene en un país como la Argentina, en donde se busca beneficiar a los equipos más importantes sin importar qué pasa con el resto. En cualquier otro lugar del mundo ya habría sido dado de baja, por estar reñido con la más mínima expresión de justicia deportiva".
Mariano Hamilton
"Un sistema agotado" en Un Caño nº 36 - mayo 2011
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