"Organismo de los grandes faraones de la pelota, mezcla rara de Museta y de Mimí o, lo que es casi lo mismo, de vivillos y ventajeros que componen una gran burocracia dorada, viajeros sin miedo y sin tacha, campeones del banquete, recordmans de viático, subcampeones del autonombramiento, maestros del autobombo, profesionales del acomodo y moluscos prendidos a ese casco que una vez que se agarran no lo largan..."
Lucero, Diego. 10.000 horas de fútbol. Buenos Aires, Corregidor, 1996: "Los que inventaron la Copa del Mundo y el porteño que armó la Guerra del Fútbol", pág. 42.
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