"También al fútbol lo atacó el bacilo de la eficacia y hay quien se atreve a preguntar para qué sirve jugar bien.
Resulta tentador contar que un día osaron preguntarle a Jorge Luis Borges para qué sirve la poesía y contestó con más preguntas: ¿para qué sirve un amanecer? ¿para qué sirven las caricias? ¿para qué sirve el olor del café? Cada pregunta sonaba como una sentencia: sirve para el placer, para la emoción, para vivir".
Jorge Valdano
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