Pelé era Pelé, y Maradona uno y basta.
Di Stéfano era un pozo de picardía.
Honor y gloria a quienes hicieron brillar el sol
de nuestro fútbol de cada día.
Todos tienen sus méritos; a cada quien lo suyo,
pero para mí ninguno como Kubala.
Se ruega al respetable silencio,
que para quienes no lo han gozado
diré cuatro cosas:
La para con la cabeza,
la baja con el pecho,
la duerme con la izquierda,
cruza el medio campo
con el esférico
pegado a la bota,
se va del volante
y entra en el área grande
rifando la pelota,
la esconde con el cuerpo,
empuja con el culo
y se sale de espuela.
Se mea al central
con un tuya-mía
con dedicatoria
y la toca justo
para ponerla
en el camino de la gloria.
Viva el conocimiento y la alegría del juego
adornada con un toque de fantasía.
Fútbol en colores, bocado de gourmet,
encaje de ganchillo, canela fina.
[estribillo]
Permitidme glosar la gloria de estos hechos
como hacían los griegos años atrás
con la alegría de quien ha jugado a su lado
y lleva su retrato en la cartera.
Letra [original en catalán]: Joan Manuel Serrat
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