En 1971 Ángel Labruna era entrenador de Rosario Central [que ese año se consagraría como el primer club del interior en salir campeón de Primera División, y hasta ahora junto con Newell's los únicos]. Al ver en el partido de su equipo contra River que tirado sobre el costado izquierdo jugaba bastante parado un pibe con la 10, se puso como loco y le empezó a gritar desde la línea: "Nene... ¡Por Dios! Jugá... corré... ¡transpirala! Esa camiseta la transpiré yo por veinte años... ¿Cómo vas a jugar así parado?".
(*) La anécdota es la anterior y hay que tomarla desde el momento en que sucedió, pero indudablemente obtuvo un valor adicional con el tiempo. El joven futbolista, de 18 años y con muy pocos partidos en Primera, a quien le gritó eso se llamaba Norberto Osvaldo Alonso, quien mucho después se terminaría convirtiendo en "el Beto".
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