"Corría 1994, recién empezaba a dirigir a Gimnasia y jugábamos en La Plata contra Mandiyú de Corrientes, quien estaba pelando por no descender con Estudiantes. Hubo una jugada rara en nuestra área y la tribuna de Gimnasia gritó: ¡penal! Lo miré al masajista y le pregunté ¿gritaron penal? Se dio vuelta y me dijo: Sí, quieren que le cobre un penal para Mandiyú. El árbitro no lo cobró, pero igual Mandiyú ganó 1-0 y nuestra hinchada se fue feliz a pesar de la derrota. Para ser hincha no basta con amar a un club, sino también hay que odiar a otro".
Roberto Perfumo
[Ex entrenador argentino]
4 comentarios:
Yo prefiero ser siempre hincha de mi propio equipo...Odiar al otro no me va, aunque reconozco que la rivalidad agiganta el sentido de pertenencia.
Hola amigo cmo stas?
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wow... esto es lo tragico de la pasion.
eso...si que no tiene sentido...querer que pierda tu equipo..? ESTAN LOCOS...
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