"Fue en la concentración de Trigoria. Al comienzo fingí no interesarme en él con el propósito de lastimar su orgullo y ganarme su atención. Entonces, para impresionarme, se puso una naranja en la cabeza y la hizo bailar por todas las curvas del cuerpo sin que se le cayera ni una sola vez. Por fin la atrapó y sin fijarse en mí le preguntó a su amigo Gianni Miná, que me había llevado con él:
-¿Qué tal?, ¿cuántas veces las toqué con el brazo?
Yo estaba embobado ¡Nunca!, respondimos a coro.
Maradona sonrió y dijo con voz de pícaro:
-Sí, una vez, pero no hay referí en el mundo que pueda verme".
Relato de Osvaldo Soriano sobre como conoció a Maradona durante el Mundial Italia 90.