El domingo 10 de mayo de 1942 Estudiantes recibió en La Plata a Platense. Tras irse al descanso en ventaja el equipo visitante por 3-0 mucho público se había ido del estadio.
Los jugadores de Platense acostumbraban a tomar mate cocido en los entretiempos. En aquella ocasión, el encargado del club, al no encontrar Salus, la marca líder del mercado en esos años, compró una yerba mate sin palo importada de Rio Grande do Sul, Brasil, más cara inclusive que las nacionales.
Ante el muy poco público que quedaba comienza la segunda mitad. Pasados escasos minutos los jugadores visitantes, todos a excepción de José Noberto Toledo que no había bebido, comenzaron a sentir descompostura, a tal punto que no se podían casi mover.
Sin la posibilidad de hacer cambios (todavía no estaban permitidos) el marcador concluyó con un 7-3 a favor de Estudiantes.
El partido terminó a las 17, pero recién los jugadores de Platense se pudieron organizar para irse a las 20. Para recorrer los 60 km de La Plata a Buenos Aires tardaron tres horas: tuvieron que parar en bares de Gonnet, Villa Elisa, Quilmes, Don Bosco, Villa Domínico y Avellaneda.
Al domingo siguiente, cuando recibieron a Boca, cuentan que ni agua quisieron tomar.
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